Rutina facial recomendada por dermatólogos

Descubre la rutina facial recomendada por los dermatólogos

November
6
,
2025
|
Consejos prácticos
Autor
seQuraLAB
Tiempo
5
mins. de lectura

Los expertos coinciden en que una rutina facial recomendada por los dermatólogos efectiva no necesita decenas de productos, sino constancia en tres pasos fundamentales: limpieza, hidratación y protección solar. Estos pilares mantienen la piel sana, protegida y radiante sin complicaciones innecesarias.

La piel es el órgano más extenso del cuerpo y cada día se lleva lo suyo, incluyendo contaminación, cambios de temperatura y radiación solar. Por eso necesita cuidados diarios adaptados que la protejan y la mantengan en equilibrio. Pero aquí viene lo bueno. La simplicidad y la constancia funcionan mucho mejor que acumular productos sin ton ni son.

Los resultados visibles requieren paciencia. El ciclo celular de la piel tarda entre 21 y 28 días en renovarse, así que no esperes milagros de la noche a la mañana. Una rutina bien montada, mantenida en el tiempo, previene problemas futuros y mejora la textura, luminosidad y salud general de tu piel.

Encontrar la rutina de cuidado que mejor se adapte a ti lleva tiempo. En  seQura te contamos qué pasos recomiendan los expertos y cómo acceder a tus productos sin complicaciones, a tu ritmo

¿Cuáles son los tres pasos esenciales de una rutina facial?

Según los dermatólogos, toda rutina facial efectiva se basa en tres pilares fundamentales. Necesitas limpiar para quitar impurezas, hidratar para fortalecer la barrera cutánea y usar protección solar para prevenir el envejecimiento prematuro.

Estos tres pasos no son negociables. Tienes que hacerlos con constancia y funcionan como la base sobre la que construir cualquier rutina, por sencilla o completa que sea.

No importa tu tipo de piel, tu edad o tu presupuesto. Estos fundamentos valen para todos. La clave está en adaptar los productos a tus necesidades específicas. Incluso las rutinas más elaboradas, con sérums y tratamientos específicos, parten de estos tres pilares básicos. Si solo tienes tiempo o pasta para tres productos, que sean estos.

Limpieza, el primer paso que no puedes saltarte

La limpieza facial quita impurezas, exceso de grasa, restos de maquillaje y protector solar que se acumulan durante el día. Prepara la piel para absorber mejor lo que venga después. Sin una buena limpieza, el resto de tu rutina pierde toda su gracia.

Este paso toca hacerlo dos veces al día. Por la mañana, para retirar el sebo y las células muertas que se han acumulado mientras dormías. Por la noche, para eliminar todo lo que se ha quedado pegado en tu piel a lo largo del día. Contaminación, sudor, maquillaje, protector solar. La limpieza nocturna es clave porque permite que la piel respire y se regenere mientras duermes.

Elige tu limpiador según tu tipo de piel. Si tienes piel grasa o con tendencia a acné, los limpiadores en gel con ácido salicílico o zinc te van bien porque controlan el exceso de sebo sin resecar. Si tu piel es seca o sensible, mejor texturas suaves como leches o emulsiones con ceramidas o avena, que limpian sin tocar la barrera protectora.

Un detalle importante. Usa siempre agua tibia, nunca caliente. El agua muy caliente toca el manto hidrolipídico de la piel y puede causar sequedad e irritación. Masajea con suavidad con movimientos circulares durante 30-60 segundos. Aclara bien para no dejar restos.

Hidratación adaptada a tu tipo de piel

Todas las pieles necesitan hidratación a diario para mantener su barrera protectora fuerte y equilibrada. Incluso las pieles grasas. De hecho, cuando la piel está deshidratada, produce más sebo para compensar. Esto empeora el aspecto graso y los brotes.

Aplica tu crema hidratante dos veces al día. Por la mañana, para proteger la piel de las agresiones externas. Por la noche, para ayudar en el proceso de regeneración celular. La hidratación fortalece la barrera cutánea, previene la pérdida de agua y mantiene la piel suave, flexible y más resistente a lo que le echen.

La textura que elijas es fundamental. Las pieles grasas necesitan texturas ligeras tipo gel o gel-crema, con ingredientes como niacinamida o ácido hialurónico que hidraten sin aportar peso ni taponar los poros. Las pieles secas necesitan texturas más ricas, con ceramidas, ácido hialurónico de alto peso molecular, mantecas o aceites vegetales que repongan los lípidos y sellen la hidratación.

Una piel bien hidratada se ve mejor. Se nota más suave al tacto. Se defiende mejor frente a factores externos como el frío, el viento o la calefacción. No subestimes este paso. Es la diferencia entre una piel apagada y una piel que brilla.

Protección solar, el paso que frena el envejecimiento

El protector solar es la forma más efectiva de frenar el envejecimiento prematuro y proteger la piel del daño de la radiación ultravioleta. Lo importante es que tienes que usarlo todos los días. Incluso en días nublados, en invierno o si trabajas en interiores.

Los rayos UV atraviesan las nubes y los cristales de las ventanas, así que tu piel está expuesta aunque no veas el sol. En otoño e invierno, un factor de protección SPF 15-20 puede valer si no hay exposición solar directa. En primavera y verano, necesitas SPF 30 o más, sobre todo si pasas tiempo al aire libre.

Usar protector solar cada día previene manchas, arrugas y otros signos de fotoenvejecimiento. La radiación ultravioleta degrada el colágeno y la elastina, las proteínas que dan firmeza y elasticidad a la piel. Además, protege contra el daño celular que puede derivar en problemas más serios a largo plazo.

Si vas a estar expuesto al sol durante varias horas, vuelve a aplicar cada 2-3 horas. Elige texturas que te resulten cómodas (gel, crema, fluido) para que no te dé pereza usarlo a diario. Los protectores solares modernos son ligeros, no dejan residuo blanco y algunos incluso tienen color para unificar el tono. No hay excusas. La protección solar es el mejor tratamiento antiedad que existe.

¿Qué pasos extra mejoran los resultados de tu rutina?

Además de los tres pilares básicos, los dermatólogos recomiendan meter pasos adicionales como tonificación, sérums específicos y exfoliación semanal. Estos pasos no son obligatorios, pero son muy útiles si quieres llevar tu rutina al siguiente nivel.

La clave está en añadirlos poco a poco según lo que necesite tu piel. No se trata de usar todos a la vez, sino de identificar qué problemas quieres trabajar. Manchas, arrugas, falta de luminosidad, textura irregular, poros dilatados. Cada paso extra tiene una función específica y, cuando lo integras bien en la rutina, multiplica los resultados.

Ten en cuenta que menos es más. No satures tu piel con demasiados productos o ingredientes activos a la vez. Es mejor una rutina sencilla y constante que una batería de productos que termines dejando porque te resulta un lío o porque tu piel no los tolera bien.

Tonificación para equilibrar el pH de la piel

El tónico se aplica después de la limpieza para equilibrar el pH de la piel, quitar los últimos restos de limpiador y preparar la piel para que absorba mejor lo que viene después. Aunque a veces se considera un paso prescindible, aporta beneficios interesantes que notas con el tiempo.

El agua del grifo puede tocar el pH natural de la piel, sobre todo si es muy dura o tiene mucho cloro. El tónico ayuda a restaurar ese equilibrio, lo que mantiene la barrera cutánea en mejores condiciones. Además, aporta una primera capa de hidratación que facilita la penetración de sérums y cremas.

Elige tónicos sin alcohol para evitar irritación y sequedad. Los tónicos hidratantes con ácido hialurónico son ideales para pieles secas o deshidratadas, porque aportan hidratación extra sin peso. Los tónicos con niacinamida o ácido salicílico van bien en pieles grasas o con imperfecciones, porque ayudan a controlar el sebo y refinar los poros.

Aplica el tónico con un algodón haciendo movimientos suaves, o directo con las manos dando ligeros toques. Esta segunda opción es más higiénica (no desperdicias producto en el algodón) y permite que la piel absorba mejor el tónico. Deja que se seque unos segundos antes de seguir con el siguiente paso.

Sérum antioxidante por la mañana

Los dermatólogos recomiendan aplicar un sérum con vitamina C, vitamina E o ácido ferúlico por la mañana para neutralizar el daño de los radicales libres y proteger la piel de la contaminación y la radiación. Los antioxidantes actúan como un escudo que refuerza la protección del protector solar.

Los radicales libres son moléculas inestables que se generan por la exposición al sol, la contaminación, el estrés y otros factores ambientales. Dañan las células de la piel y aceleran el envejecimiento. Los antioxidantes neutralizan estos radicales antes de que hagan de las suyas.

La vitamina C es especial por varias razones. Además de proteger, ilumina la piel, unifica el tono y reduce manchas. Potencia la defensa natural de la piel frente a agresiones externas y estimula la producción de colágeno, lo que mejora la firmeza.

Aplica el sérum antioxidante después de la limpieza (y el tónico, si lo usas) y antes de la crema hidratante. Unas pocas gotas son suficientes. Extiende con movimientos ascendentes y deja que se absorba por completo antes de aplicar el siguiente producto. Usa protector solar después para cerrar la protección.

Tratamiento nocturno para regenerar la piel

La noche es el mejor momento para aplicar ingredientes potentes como retinoides, retinol o hidroxiácidos. Estos activos trabajan en la regeneración celular mientras duermes y mejoran textura, tono y firmeza. La piel se regenera con más fuerza durante el descanso nocturno. Aprovecha ese rato.

El retinol es el ingrediente antiedad más estudiado y eficaz. Estimula la producción de colágeno, acelera la renovación celular, reduce arrugas y mejora la firmeza de la piel. Los hidroxiácidos (como el ácido glicólico o el láctico) exfolian de forma suave, mejoran la textura y atenúan manchas.

Estos activos pueden aumentar la sensibilidad solar, por eso se usan de noche. Además, durante el sueño la piel está más receptiva a los tratamientos intensivos porque no tiene que defenderse de agresiones externas.

Si nunca has usado estos ingredientes, mételos poco a poco para que tu piel se adapte. Empieza con 1-2 aplicaciones por semana y observa cómo reacciona. Si toleras bien el producto, puedes subir la frecuencia poco a poco. Es normal experimentar una ligera descamación o rojez al principio. Forma parte del proceso de renovación. Si la irritación es fuerte o no mejora en unos días, baja la frecuencia o consulta con un dermatólogo.

Aplica el tratamiento después del tónico y antes de la crema hidratante. Usa solo la cantidad necesaria (una cantidad del tamaño de un guisante suele valer para todo el rostro) y extiende con movimientos suaves. Al día siguiente, protector solar obligatorio.

Exfoliación semanal

La exfoliación quita células muertas, refina la textura y atenúa imperfecciones como poros dilatados, manchas y granitos. Pero tienes que hacerla solo 1-2 veces por semana para no irritar la piel ni tocar su barrera protectora.

Los exfoliantes químicos con ácidos (glicólico, salicílico, láctico) son más suaves y efectivos que los exfoliantes físicos con partículas. Los ácidos disuelven las células muertas sin fricción, respetan mejor la integridad de la piel y dan resultados más uniformes.

La frecuencia depende de tu tipo de piel. Las pieles sensibles deben exfoliar solo 1 vez por semana como máximo, y con ácidos suaves como el láctico o la enzima de papaya. Las pieles grasas o más resistentes pueden exfoliar hasta 2 veces por semana con ácidos más potentes como el glicólico o el salicílico.

Nunca exfolies si tu piel está irritada, con rojeces o heridas abiertas. Y recuerda que al día siguiente de exfoliar tienes que aplicar siempre protector solar, porque la piel estará más sensible a la radiación. La exfoliación bien hecha deja la piel más suave, luminosa y receptiva a los productos que apliques después.

¿Qué ingredientes activos recomiendan los dermatólogos y para qué sirven?

Los dermatólogos destacan una serie de ingredientes activos con eficacia científica probada. Ácido hialurónico para hidratar, retinol para prevenir arrugas, vitamina C para iluminar y niacinamida para equilibrar la piel. Cada uno tiene su función específica y beneficios demostrados en estudios clínicos.

No hace falta usarlos todos a la vez. Elige según lo que necesite tu piel y los objetivos que quieras conseguir. Algunos ingredientes funcionan mejor combinados, otros tienen que ir separados para evitar irritación. La concentración y formulación del producto también influyen en los resultados.

Conocer para qué sirve cada ingrediente te ayuda a montar una rutina más inteligente y a entender qué esperar de cada producto. Así evitas decepciones y aprovechas mejor tu inversión en cuidado facial.

Ácido hialurónico para hidratar en profundidad

El ácido hialurónico retiene hasta mil veces su peso en agua. Da hidratación profunda, rellena líneas finas y mejora la elasticidad y suavidad de la piel. Este ingrediente está presente de forma natural en la piel, pero va a menos con la edad.

Funciona como una esponja que atrae y retiene la hidratación en las capas de la piel. Hay diferentes pesos moleculares y cada uno actúa a distinto nivel. Los bajos penetran más profundo y rellenan desde dentro. Los altos hidratan en superficie y crean una película protectora que previene la pérdida de agua.

Lo mejor del ácido hialurónico es que vale para todo tipo de pieles, incluidas las sensibles. No causa irritación ni brotes. Puedes usarlo mañana y noche sin restricciones. Se lleva bien con cualquier otro ingrediente activo de tu rutina.

Aplícalo sobre la piel húmeda para potenciar su efecto. Si lo aplicas sobre piel seca, puede tener el efecto contrario y resecar, porque buscará agua en las capas más profundas de la piel. Unas gotas de sérum o una crema con buena concentración de ácido hialurónico marcan diferencia visible en la textura y jugosidad de la piel.

Retinol, el rey de los ingredientes antiedad

El retinol, que viene de la vitamina A, es el gold standard en ingredientes antiedad. Estimula la producción de colágeno, reduce arrugas, mejora la textura de la piel y trata el acné. Acelera la renovación celular y mejora la firmeza de la piel de forma visible.

Pero tiene su miga. Puede causar irritación inicial con descamación y rojez, sobre todo si empiezas con concentraciones altas o lo usas con demasiada frecuencia. Por eso es tan importante meterlo poco a poco en la rutina.

Empieza con concentraciones bajas (entre 0,25% y 0,5%) y aplica solo 1-2 veces por semana al principio. Observa cómo reacciona tu piel durante 2-3 semanas. Si toleras bien el producto, puedes subir la frecuencia poco a poco hasta llegar a uso diario, si tu piel lo aguanta.

Ten en cuenta que el retinol aumenta la fotosensibilidad. Esto significa que tu piel será más vulnerable al daño solar mientras uses este ingrediente. Protector solar durante el día es obligatorio, sin negociación. Aplica el retinol solo por la noche, después del tónico y antes de la crema hidratante. No lo mezcles con ácidos fuertes en la misma aplicación para evitar irritación excesiva.

Vitamina C para iluminar y proteger

La vitamina C es un potente antioxidante que ilumina la piel, combate radicales libres, reduce manchas, estimula la producción de colágeno y protege contra el daño ambiental. Así que es perfecta para usar por la mañana como escudo antioxidante.

Mejora el tono desigual y aporta luminosidad de forma visible. Las pieles apagadas o con manchas notan cambios evidentes después de unas semanas de uso constante. Además, se puede combinar con protector solar para reforzar la protección frente a la radiación UV.

El problema de la vitamina C es que es un ingrediente inestable. Se oxida con facilidad cuando entra en contacto con la luz y el aire, lo que reduce su eficacia. Busca fórmulas estables (ácido L-ascórbico es la forma más efectiva) en envases opacos y herméticos. Si el producto tiene un tono amarillento o marrón, significa que se ha oxidado y ya no funciona.

Las concentraciones efectivas están entre 10% y 20%. Por debajo de 10%, los resultados son limitados. Por encima de 20%, aumenta el riesgo de irritación sin mejorar los beneficios. Aplica el sérum de vitamina C por la mañana, después de la limpieza y antes de la crema hidratante. Deja que se absorba bien antes de seguir con el siguiente paso.

Alternativas que funcionan bien

La niacinamida mejora la textura y reduce manchas. El bakuchiol actúa como el retinol pero sin irritar. Las ceramidas fortalecen la barrera cutánea. Estas alternativas dan opciones eficaces para distintas necesidades de la piel.

La niacinamida (vitamina B3) es uno de los ingredientes más versátiles. Regula la producción de sebo en pieles grasas, reduce manchas oscuras, unifica el tono, fortalece la barrera cutánea y baja la inflamación. Vale para todo tipo de pieles, incluidas las sensibles. Puedes usarla mañana y noche. Se lleva bien con casi todos los ingredientes activos.

El bakuchiol es la alternativa vegetal al retinol con efectos parecidos pero sin los inconvenientes. Reduce arrugas, mejora elasticidad y firmeza, pero no causa irritación ni fotosensibilidad. Es ideal para pieles sensibles o que reaccionan mal al retinol. También para quienes buscan opciones veganas. Puedes usarlo de día y de noche sin problema.

Las ceramidas fortalecen la barrera cutánea y previenen la pérdida de hidratación. Restauran la suavidad y protegen frente a agresiones externas como frío, viento o contaminación. Van genial para pieles secas, sensibles o con eczema, porque reparan la barrera dañada y bajan la sensibilidad. Las encuentras en cremas y sérums. Funcionan bien combinadas con ácido hialurónico para potenciar la hidratación.

¿En qué orden tienes que aplicar los productos faciales?

El orden de aplicación es fundamental para que los productos penetren bien y hagan su trabajo. La regla básica es ir de menor a mayor densidad. Empiezas por texturas ligeras y terminas con las más densas. Los productos más densos forman una barrera que impide la penetración de los siguientes, por eso importa tanto respetar la secuencia.

Las texturas acuosas se absorben antes que las oleosas. Si aplicas primero una crema rica y después un sérum ligero, el sérum no podrá atravesar la capa de crema y su eficacia se va a cero. Aplicar en orden incorrecto es tirar el dinero y desperdiciar los beneficios de los productos.

Aquí tienes el orden correcto paso a paso:

  1. El primer paso es la limpieza. Siempre el primero, mañana y noche. Quita impurezas, exceso de grasa y restos de productos. Sin una buena limpieza, el resto de la rutina no funciona.
  2. Continua con el tónico. Equilibra el pH, quita restos de limpiador y prepara la piel para lo que viene. Aplica con un algodón o con las manos dando toques suaves.
  3. Aplica el contorno de ojos. Va antes del sérum porque tiene textura ligera y necesita penetrar en la zona más delicada del rostro. Aplica con ligeros toques, sin frotar.
  4. Masajea con el sérum. Si usas varios sérums, aplica primero el más ligero y después el más denso. Por ejemplo, un sérum acuoso de vitamina C va antes que un sérum oleoso. Deja que cada uno se absorba antes de aplicar el siguiente.
  5. Aplica la crema hidratante. Sella la hidratación y protege la barrera cutánea. Elige la textura según tu tipo de piel (gel para pieles grasas, crema rica para pieles secas).
  6. Si es de día, no olvides el protector solar. Siempre el último paso de la rutina matutina. Crea una capa protectora uniforme que no debe mezclarse con otros productos. Espera unos minutos antes de aplicar maquillaje, si lo usas.

Ten en cuenta que saltarte el orden no solo reduce la eficacia de los productos, también puede causar problemas. Por ejemplo, aplicar protector solar antes de la crema hidratante diluye el SPF y te deja sin protección real. O aplicar retinol sobre una piel que no está del todo limpia puede aumentar la irritación.

Respeta el orden, dale tiempo a cada producto para que se absorba (entre 30 segundos y 1 minuto),y verás cómo tu rutina funciona mucho mejor. No hace falta complicarse, solo seguir una secuencia lógica.

Cómo financiar tu rutina de cuidado facial con seQura

Montar una rutina facial completa puede suponer una inversión importante. Entre limpiadores, cremas, sérums y protector solar, el desembolso inicial puede ser elevado si quieres productos de calidad. Con seQura puedes fraccionar el pago de tus productos de cuidado facial y acceder a ellos sin esperar, pagando en cuotas cómodas que se ajustan a tu presupuesto mensual.

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Preguntas frecuentes sobre rutina facial recomendada por los dermatólogos

¿Puedo usar retinol si tengo piel sensible?

Sí, pero debes empezar con concentraciones bajas (0,25% - 0,5%) y aplicarlo solo 1-2 veces por semana al principio. Observa cómo reacciona tu piel y aumenta gradual. Si experimentas irritación intensa, considera alternativas como el bakuchiol.

¿Qué hago si mi piel reacciona mal a un producto nuevo?

Suspende su uso de inmediato y vuelve a tu rutina básica (limpieza, hidratación, protección). Si la reacción persiste más de 48 horas o empeora, consulta con un dermatólogo. Para prevenir reacciones, introduce productos nuevos de uno en uno.

¿Es mejor aplicar la crema hidratante con la piel húmeda o seca?

Aplica la crema con la piel ligeramente húmeda (no empapada). La humedad residual ayuda a que los ingredientes penetren mejor y potencia la hidratación, sobre todo con productos que contienen ácido hialurónico.

¿Cuánta cantidad de producto debo usar en cada paso?

Como referencia general: tamaño de un guisante para limpiador y crema hidratante, 2-3 gotas para sérum, y cantidad equivalente a dos dedos para protector solar facial. Ajusta según la cobertura de tu rostro.

¿Los hombres deben seguir la misma rutina facial que las mujeres?

Sí, la estructura básica es la misma (limpieza, hidratación, protección solar). La piel masculina tiende a ser más grasa y gruesa, por lo que pueden beneficiarse de texturas más ligeras y productos con ingredientes reguladores del sebo como niacinamida.

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