Comprar un coche de segunda mano puede parecer una buena idea… hasta que aparecen los imprevistos. Y suelen hacerlo justo cuando ya has pagado, así que antes de comprometerte necesitas saber en qué fijarte. Porque el precio no lo es todo: lo que marca la diferencia es detectar a tiempo las señales de desgaste, los fallos ocultos o los detalles que indican un uso poco cuidado.
No se trata solo de mirar el motor o encender el aire acondicionado. Hay que observar cómo encajan las puertas, revisar si los neumáticos están desgastados de forma uniforme o comprobar si el volante y la tapicería reflejan un uso coherente con el kilometraje. Un coche se inspecciona a fondo: por fuera, por dentro y en los papeles. Y si algo no encaja, hay que parar y volver a mirar.
En seQura lo tenemos claro: cuando se trata de decisiones importantes, lo peor es ir con prisas. Por eso, hemos preparado esta guía práctica con todo lo que necesitas revisar para comprar tu coche de segunda mano con tranquilidad, y también cómo puedes pagarlo a tu ritmo, sin intereses ocultos ni papeleos.
Checklist imprescindible para comprar un coche usado
Antes de mirar fichas técnicas o pensar en financiación, necesitas examinar a fondo el coche. Este primer repaso visual y funcional puede darte muchas pistas sobre su estado real, incluso antes de arrancarlo.
Carrocería, neumáticos y faros: señales externas que no debes pasar por alto
Empieza por rodear el coche con calma. Busca abolladuras, arañazos, zonas con pintura desigual o signos de óxido, sobre todo en los bordes de las puertas y el capó. Las diferencias de color pueden indicar reparaciones tras un golpe. Fíjate también en si las puertas encajan bien o si algún elemento como los paragolpes parece fuera de línea: son pequeños detalles que dicen mucho.
Los neumáticos también hablan. Si están desgastados de forma irregular, puede haber problemas de alineación o suspensión. Si no son iguales entre sí, es posible que el mantenimiento haya sido irregular o improvisado.
En cuanto a los faros, intermitentes y luces de freno, asegúrate de que todos funcionen como es debido. Un faro empañado por dentro o con grietas puede suponer una sustitución más cara de lo que imaginas.
Interior del vehículo: lo que el desgaste puede revelar sobre el uso
Ya dentro del coche, presta atención a los asientos, la tapicería y los cinturones de seguridad. Un interior muy desgastado no cuadra con un kilometraje bajo. Mira el volante, el pomo del cambio, los pedales y las alfombrillas: ahí está la verdad del uso que ha tenido.
Los cinturones deben recogerse sin dificultad y estar bien anclados. Si hay olor a humedad o a tabaco, piénsalo dos veces: el olor no se elimina con facilidad y puede haber humedades más serias.
Mandos, aire y sistemas eléctricos
Acciona todos los botones, mandos y palancas: luces, elevalunas, intermitentes, cierre centralizado, limpiaparabrisas… A veces lo que parece un fallo menor es señal de una avería eléctrica más grande.
El sistema de climatización también es clave. Enciende el aire acondicionado y la calefacción. Deben funcionar sin olores raros, ruidos extraños ni diferencias de temperatura. Lo agradecerás el primer día de calor o frío.
Kilometraje, motor y estado general
Una revisión externa puede darte muchas pistas, pero si algo define el valor real de un coche usado, es lo que ocurre bajo el capó. Aquí es donde conviene afinar el ojo —y el oído— para no llevarte sorpresas.
Cómo interpretar el kilometraje sin dejarse engañar
El kilometraje no es solo un número. Debe ser coherente con el aspecto general del coche. Un volante muy desgastado con solo 60.000 km o una tapicería nueva con 180.000 km debería hacerte sospechar.
Pide siempre el historial de mantenimiento o una ITV reciente. Fíjate también en que las pegatinas del aceite, los filtros o la correa de distribución cuadren con lo que te dicen. Hoy es fácil maquillar cifras, pero más difícil disimular el desgaste real.
Qué escuchar y qué buscar en el motor
Abre el capó con el motor en frío. Mira si hay manchas de aceite, restos de fugas o cables en mal estado. Luego, arráncalo. El ralentí debe sonar limpio, sin traqueteos ni oscilaciones. Si al acelerar con suavidad escuchas ruidos metálicos, golpeteos o vibraciones extrañas, algo no va bien.
También puedes fijarte en los humos del escape: el humo negro indica exceso de combustible, el blanco puede señalar problemas en la culata y el azul, consumo de aceite. Ninguno es buena señal.
Comportamiento de frenos, suspensión y transmisión
Durante la prueba de conducción —mínimo 15-20 minutos— fíjate en cómo responde el coche en curvas, frenadas y aceleraciones. Los frenos deben actuar con firmeza, sin vibraciones ni desvíos. La suspensión no debe hacer ruidos secos ni rebotar más de la cuenta en los baches.
Pasa por varios tipos de vía: ciudad, carretera, curvas, incluso alguna cuesta. La caja de cambios debe entrar suave en todas las marchas, y el embrague no debe estar ni demasiado blando ni exigir que lo pises hasta el fondo. Si notas tirones o un tacto esponjoso, mejor no seguir adelante.
Documentación en regla
Aunque el coche esté impecable por fuera y parezca funcionar sin problemas, si la documentación no está en orden, lo mejor es no seguir adelante. Aquí no hay lugar para suposiciones ni prisas.
Libro de mantenimiento, ficha técnica y permiso de circulación
Solicita siempre el libro de mantenimiento o el historial digital del vehículo. Debe reflejar revisiones periódicas y reparaciones realizadas en talleres oficiales o de confianza. Si no hay registro, no sabrás qué piezas se han cambiado o cuándo se hizo la última revisión.
Comprueba que la ficha técnica del vehículo y el permiso de circulación coincidan con la matrícula, el número de bastidor y los datos del vendedor. Y si vas a hacer el cambio de titularidad tú mismo, asegúrate de que no haya embargos, multas o cargas pendientes.
Cómo comprobar que no hay trampas con el kilometraje
Además del aspecto físico del coche, el kilometraje debe cuadrar con el historial de la ITV. Puedes consultar los registros de inspección técnica en la web de la DGT. Si hay saltos extraños o cifras que bajan en revisiones posteriores, es muy probable que se haya manipulado el marcador.
Otra pista útil: revisa facturas antiguas, pegatinas de revisiones o incluso etiquetas de cambio de aceite que suelen llevar los coches en el marco de la puerta o el motor. Todo debe sumar, no restar.
Opciones de pago para la financiación del coche
Una vez que has revisado el coche por fuera, por dentro y en los papeles, llega el momento de decidir cómo vas a pagarlo. Si no vas a hacerlo al contado, conviene explorar opciones que no supongan un coste añadido innecesario.
Alternativas disponibles y en qué fijarse antes de decidir
Puedes financiar la compra con un préstamo tradicional, pedir crédito en el banco o elegir un sistema de pago a plazos directamente con el vendedor o a través de soluciones de pago flexible. Aquí debes fijarte en los intereses, comisiones y condiciones de devolución.
Muchos compradores se fijan solo en la cuota mensual. Pero lo importante es saber cuánto vas a pagar en total, si hay penalización por amortización anticipada, si necesitas aval y qué pasa si quieres cancelar la compra.
Evita opciones que te obliguen a firmar sin haber leído las condiciones con calma o que te exijan presentar una montaña de papeles.
Cómo pagar a plazos sin intereses ocultos ni papeleos
Hoy existen soluciones pensadas para facilitar la compra sin caer en trampas financieras.
Con las soluciones de pago flexible de seQura, el proceso es más ágil, más claro y mucho más cómodo. Solo necesitas cinco datos básicos: nombre, DNI, móvil, fecha de nacimiento y tu tarjeta bancaria. Sin nóminas. Sin papeleos. Sin tener que justificar nada.
La aprobación es automática y se hace en segundos. En el momento de la compra, puedes elegir entre dividir el pago en 3 plazos sin coste o fraccionarlo en cuotas mensuales, desde 6 hasta 18 meses, según lo que mejor se ajuste a tu presupuesto. Todas las condiciones se presentan de forma clara antes de aceptar. No hay letra pequeña ni intereses ocultos: lo que ves es lo que pagas.
Además, tú tienes el control en todo momento. ¿Quieres adelantar pagos? Puedes hacerlo. ¿Prefieres cambiar la fecha de cobro para que coincida con tu día de ingreso? También es posible. Se trata de pagar con libertad, no de comprometer tu economía. Porque comprar un coche debería darte autonomía, no cargar con una deuda.
Si lo tienes claro, no compres con dudas
Elegir un coche de segunda mano no tiene por qué ser un salto al vacío. Cuando sabes qué revisar, qué preguntar y cómo pagar sin complicarte la vida, la decisión se vuelve más sencilla.
Cada detalle cuenta: una junta mal encajada, una cifra que no cuadra o un papel que falta pueden marcar la diferencia entre una buena compra… y una muy cara. Por eso, lo mejor es ir con tiempo, con ojo crítico y, si es posible, con ayuda profesional.
Y cuando tengas claro cuál es tu coche, asegúrate también de elegir una forma de pago que esté a tu altura. Que te permita planificar, no endeudarte. Que te dé margen, no letra pequeña.
En seQura trabajamos para que eso sea posible. Porque cuando compras con cabeza, el coche te lleva más lejos.