Cuando un coche empieza a fallar, pocas veces lo hace sin avisar. Una vibración, un ruido, una luz encendida en el salpicadero… Las averías más comunes suelen dar la cara antes de convertirse en un problema serio. Y lo mejor de todo es que muchas de ellas se pueden evitar si sabes qué buscar y qué revisar.
La batería, los frenos, los neumáticos o el sistema eléctrico son responsables de buena parte de las visitas al taller. Saber cómo cuidarlos no solo alarga la vida útil del vehículo: también reduce el riesgo de quedarte tirado justo cuando menos te lo esperas.
En seQura sabemos que una avería inesperada puede alterar tus planes y tu bolsillo. Por eso, en este artículo te explicamos cómo anticiparte a los fallos más frecuentes, qué señales no debes ignorar y cómo pagar una reparación urgente sin agobios, de forma flexible y transparente.
Averías más comunes en los coches
Aunque cada vehículo tiene sus particularidades, hay ciertas averías que se repiten una y otra vez. Son fallos que afectan a casi todos los modelos y que, en muchos casos, podrían haberse evitado con un poco de atención. Aquí repasamos los más frecuentes y, sobre todo, cómo prevenirlos.
Batería descargada
Es una de las averías más habituales, sobre todo si el coche pasa muchos días sin moverse. El frío, los trayectos cortos o un sistema de carga en mal estado también pueden afectar a su rendimiento.
La descarga de la batería es una de las averías más comunes. Para prevenir este problema, te recomendamos inspeccionar con regularidad la batería buscando signos de corrosión o daños, conducir el vehículo con frecuencia para mantener la carga y verificar el sistema de carga durante el mantenimiento.
Neumáticos en mal estado
Pinchazos, reventones o desgaste irregular. Los neumáticos están en contacto directo con la carretera y soportan todo el peso del vehículo, así que no es de extrañar que sean una de las piezas que más fallan.
Los pinchazos y reventones son frecuentes debido al desgaste. Para evitar este problema, comprueba con frecuencia la presión y el desgaste de los neumáticos, y asegúrate de que estén bien inflados.
Fallos en el sistema eléctrico
Desde las luces hasta los elevalunas, pasando por el cierre centralizado. El sistema eléctrico es una red compleja y, cuando falla, puede generar averías impredecibles.
Los fallos eléctricos pueden causar problemas en diversos componentes. Si no quieres que te pase, revisa con regularidad las luces y señales, y comprueba los fusibles y cables en busca de daños.
Frenos desgastados
Si el coche tarda más en frenar o notas un ruido metálico al pisar el pedal, lo más probable es que el sistema de frenado necesite atención urgente.
El desgaste de las pastillas y discos de freno es bastante común. Para prevenirlo, verifica cuando corresponda el estado de las pastillas y el nivel del líquido de frenos, y realiza el mantenimiento recomendado por el fabricante.
Problemas de motor: sobrecalentamiento y fugas
Un fallo en el motor puede deberse a múltiples causas, pero entre las más comunes están las fugas de aceite y el sobrecalentamiento por falta de refrigerante.
Para prevenir el sobrecalentamiento, conviene revisar el nivel de refrigerante y comprobar que no haya fugas visibles. Si detectas manchas de aceite bajo el coche, es señal de una fuga que debe repararse cuanto antes.
Cómo prevenir averías antes de que aparezcan
Ninguna avería surge de la nada. Siempre hay una causa, una señal previa o un mal hábito detrás. La buena noticia es que, con una mínima atención y algunos ajustes en la rutina, puedes evitar muchas visitas al taller.
Cuidar un coche no exige conocimientos técnicos. A menudo, basta con observar, escuchar y no dejar para mañana lo que el coche te está pidiendo hoy. Por eso te recomendamos:
- Prestar atención a ruidos o vibraciones inusuales. Son las primeras alertas de que algo no va bien.
- Evitar sobrecargar el vehículo. El exceso de peso desgasta las suspensiones, los frenos y los neumáticos.
- Conducir con suavidad. Arranques bruscos, frenazos constantes o baches a toda velocidad aceleran el desgaste.
- Hacer caso a los testigos del salpicadero. Esas lucecitas no son de decoración, si se encienden es por algo.
Por otra parte, cabe recordar que cada coche tiene sus propias recomendaciones, pero hay puntos clave que son comunes a todos:
- Realizar el mantenimiento regular según las indicaciones del fabricante.
- Cambiar el aceite y los filtros periódicamente.
- Revisar y mantener los niveles de fluidos: refrigerante, líquido de frenos, limpiaparabrisas y dirección.
Estos pequeños gestos evitan grandes averías. Saltarse una revisión puede parecer una forma de ahorrar... hasta que llega una factura que lo desmiente.
Por último, recuerda que hay señales de advertencia que no debes ignorar. Un olor a quemado, una pérdida de potencia, un humo raro saliendo del escape… Todos son mensajes del coche pidiendo ayuda. Cuanto antes actúes, menos costosa será la reparación.
Qué hacer si tu coche ya muestra fallos
Cuando tu coche empieza a fallar, lo último que debes hacer es seguir conduciendo como si nada. Una vibración nueva, un ruido metálico o una pérdida de potencia son señales claras de que algo no va bien. Si notas alguno de estos síntomas, no lo ignores: cuanto antes actúes, más fácil será evitar una avería mayor.
Lo primero es detener el vehículo si el fallo afecta a la seguridad, como puede ser el caso de los frenos o la dirección. A continuación, contacta con tu taller habitual y describe con la mayor precisión posible qué está ocurriendo. Apuntar cuándo aparece el fallo, si se da en frío o en caliente, si el coche tiembla, pierde fuerza o emite ruidos extraños, puede acelerar el diagnóstico y evitar pruebas innecesarias.
Lo más importante: no retrases la reparación. Muchas averías pequeñas se convierten en problemas graves si se dejan pasar. Una fuga de aceite puede acabar afectando al motor, y una batería en mal estado puede dejarte tirado en el peor momento. Si el problema es económico, recuerda que existen opciones para pagar a plazos. Lo urgente no puede esperar, pero sí puede pagarse a tu ritmo.
Facilidades de pago para reparaciones urgentes
Una avería nunca llega en buen momento. Si el coche es tu herramienta de trabajo o lo necesitas para el día a día, cualquier fallo puede ponerlo todo patas arriba. Lo difícil no siempre es arreglarlo, sino poder pagar la reparación sin desajustar tu economía.
Ahí es donde entra seQura. Si el taller colabora con nosotros, puedes dividir el pago de la reparación sin intereses o elegir el número de cuotas que mejor encaje contigo, desde 3 hasta 18 meses. Sin papeleos, sin nóminas, sin esperas. Solo necesitas tu DNI, un móvil y una tarjeta para abonar la primera cuota. El resto se carga automáticamente cada mes.
Todo el proceso dura menos de un minuto y se hace desde el propio mostrador del taller o desde tu móvil. Y lo mejor: sabes desde el principio cuánto vas a pagar y cuándo. Nada de sorpresas, ni comisiones ocultas.
Una avería puede ser un contratiempo, pero no tiene por qué ser una carga. Con seQura, arreglas tu coche cuando lo necesitas y lo pagas cuando quieras. Así de simple.